En el pueblo de los animales parlanchines vivía una liebre con unas
orejas muy grandes. La liebre era muy veloz y, por eso, le gustaba
presumir delante de todos los animales de ser la más rápida corriendo.
Además, la liebre siempre se reía de la tortuga, de sus patas cortas y de
su lento caminar.
Todos los días, al ver pasar a la tortuga, la liebre le decía:
-¡Buenos días, señora tortuga! ¿A dónde va usted tan lenta? ¡Ja, ja, ja!

Como juez de la carrera
eligieron a la zorra y
todos los animales del
pueblo se reunieron
para verlos correr:
el mono, el hipopótamo,
el oso, el búho, el loro y
hasta el pájaro carpintero
acudió a la competición. La señora zorra dio la
señal de salida:
-¡Preparados, listos…ya! Y
la carrera comenzó.
La liebre salió corriendo y cuando la tortuga había dado solo dos pasos
la liebre ya se había perdido de vista.
La liebre, al ver que se había alejado mucho de la tortuga, se paró a
descansar en una roca y se quedó dormida. Mientras tanto, la tortuga
seguía caminando y, aprovechando el sueño de la liebre, la lenta
tortuga, pasito a pasito y sin parar, se fue acercando a la línea de
meta, hasta conseguir ganar la carrera.
Cuando la liebre se despertó ya estaba atardeciendo, miró hacia atrás
y, al no ver a la tortuga, se echó a reír pensando que aún estaría muy
lejos. Estiró un poco las piernas y, de un salto llegó a la meta. Pero no
le sirvió de nada, porque la tortuga había llegado antes.
Desde entonces, la liebre comprendió que no hay que dejar las cosas sin terminar, que tampoco hay que burlarse de los demás y que, poco a poco y sin parar, las metas se pueden alcanzar
Moraleja: Aquí hay dos puntos de reflexión, primeramente nunca te creas superior a los demás ni presumas con eso, ya que puede llegar el momento en el que alguien sea mejor que tú o logre ganarte en "la carrera"
Y luego, nunca te rindas y da tu mayor esfuerzo en todo lo que hagas porque a pesar de los obstáculos que te puedas encontrar y de las personas que te critiquen y se crean mejores, con el esfuerza que pongas lograrás alcanzar todas tus metas.
Elaborado por: Fabiola Vargas A.
Correo: fabi.varalf@gmail.com
Más que cierto, siempre hay que ser humilde y siempre dar el 110% en todo lo que uno haga.
ResponderBorrarMe recordó mi infancia... Excelente reflexión!
ResponderBorrarUno de mis cuentos favoritos, la moraleja es impresionante, y demuestra que no tenemos que confiarnos de nuestras habilidades ya aparentemente perfectas.
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